La religión como camino hacia la sabiduría
José Luis tiene veintiséis años. Dice haber desperdiciado toda su vida en asuntos de poca monta y quiere recuperar el tiempo perdido. Ve en la religión el camino más adecuado, y desea saber cómo puede ingresar al mundo espiritual, para encontrar así el Dios que más le convenga. Está ansioso de que el Padre Prudencio le recomiende algunos lugares, métodos, personas, y la bibliografía adecuada para comenzar a transitar este camino.
Para iniciarse en la vida espiritual
Bien José Luis, te congratulo por tu iniciativa. Abrir los ojos es el primer paso para alcanzar los objetivos. Y ahora que has abandonado ese fatal estado de sonámbulo, puedes llevar a la práctica estos consejos, que especialmente redacté para tí:
1. No importa cuántos libros leas, cuántas prácticas, mantras, rosarios, oraciones, penitencias, posturas y ejercicios yóguicos realices. La Verdad no se encuentra en bibliotecas, ni en ninguna montaña de la India. Sobre todo no se encuentra en ninguna montaña de la India.
2. Lo que más rápidamente te transporta hacia La Verdad es la compañía de auténticos hombres y mujeres con experiencia. Y es mentira ese postulado que plantea que la sabiduría llega con los años. Este espacio web es un buen lugar para comenzar.
3. No es importante que recites fórmulas u oraciones preconcebidas. Las oraciones y rezos son meros convencionalismos, sino prejuicios. Evítalos. Sólo te harán sentir parte de un proceso demasiado mecánico. Personalmente, siempre he creído que orarle al Señor es como tocarle timbre en la puerta de su casa: Él puede estar disponible como no.
4. No trates de averiguar nada mediante adivinos o futurólogos, la borra de café no es una buena consejera. Cobran demasiado para lo que ofrecen, y corres el riesgo de toparte con un farsante. Presta atención a mis consejos, tengo experiencia en casos como estos.
5. Busca a Dios como se te ocurra: en la iglesia o los templos, en la casa del vecino, en las figuras sagradas, en los santos, en la oración, en las discos y boliches, en la música, en el happy hour, en el silencio, en las personas, en el desierto, en el cielo o en la Tierra, pero jamás, ni por un sólo instante, dejes de buscarlo.
Padre Prudencio
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