Conocimiento Mundano

¿Te encuentras confundido? ¿Necesitas desesperadamente conocer toda la verdad? Pues has llegado al lugar indicado. Este increíble staff de profesionales, rebosante de bocados ingeniosos, sabiduría y conocimiento mundano, ha llegado por fin para aniquilar todas tus dudas. Aprende las descarnadas verdades de la vida de la mano de mis siete columnistas, hombres y mujeres que lo han visto todo, lo han oído todo y lo han hecho todo. Recibiremos todas tus dudas en conocimientomundano@gmail.com

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Lugar: Barcelona, Cataluña, Spain

Siempre me interesó explorar los bordes de la sociedad, los extremos, investigar a aquellos personajes siniestros pero también enigmáticos y seductores. Hoy, apoyado por mi grandioso staff, estoy en condiciones de ofrecerles a ustedes un estudio del fenómeno humano como nunca nadie lo hizo, analizado a fondo, con seriedad, pero sin pelos en la lengua.

jueves, junio 16, 2005

Pecados Capitales III. Una visión renovadora


La Pereza. Por Valentín

Cuando a uno le dicen pereza, generalmente piensa en el desgano para obrar en el trabajo, para responder a los deberes —materiales y espirituales—, para levantarse por la mañana. Es algo muy común tener ese tipo de sentimientos.
Las opciones son varias si tú quieres poner una solución a este problema, si es que lo tienes y lo consideras un problema (porque bien puede no importarte).
Si crees en Dios, échale la culpa por haberte dado una vida tan tediosa. Es lo que le pasa a muchos. Siempre se recomienda para contrarrestar la pereza, dentro del ámbito religioso, el ser diligente. Diligencia, diligencia, diligencia. Hazlo si tu corazón te lo indica, pero no dejes de hacerle saber a tu dios que te encuentras inmerso en un tedio total. Si crees en el estas en todo tu derecho de hacerlo culpable.
El problema es cuando no se cree en Dios, ahí el problema es más grave. En casos como estos, hay que recordar siempre que uno responde ante sí mismo. Ya que tu vida es tuya y de nadie más, no puedes permitir, jamás, que esta sea aburrida. Actividad, rapidez, prontitud, presteza, vivacidad… Aspira siempre a lograr esos estados.
Si ya nada de esto te ayuda, pues entonces debes empezar a pensar que tu aburrimiento es intrínseco. Si ese es tu problema, ¡ni yo puedo solucionarlo!

La avaricia. Por Filomena Asís

Surge de un grave vacío emocional, son los solitarios y repudiados los que generalmente desarrollan este mal. Consiste en acumular bienes por el simple hecho de saber que ellos tienen algo que tú no tienes.
Tú podrás tener amor, pues yo tengo plata. Si escuchas una frase como esa, es que te encuentras frente a un avaro.
Estos individuos pueden llegar a atesorar efectivo su vida entera sin el afán de gastar ni un solo penique. En una reunión social, el avaro será el peor vestido y hará evidente su condición de mezquino a la hora de pedir cosas, por ejemplo, cigarrillos. Ellos jamás tienen ni un mísero tabaco. Se esconden bajo el pretexto de que ellos sólo fuman en reuniones, por lo que no vale la pena comprar los propios. Pero si miras bien, tendrán una cajita en donde guardan los cigarrillos que le han estado dando: los fumarán el resto de la semana. Se aprovechan de su miseria y pobreza aparentes para conseguir lo que desean, pueden hasta no comer si ellos tienen que pagarlo.
Estos ruines seres están por doquier, y a pesar de ser un producto social, socialmente hablando son unos buenos para nada. Son el cáncer del capitalismo. En lugar de poner tu dinero en movimiento (depositando en un banco, invirtiendo) lo esconden debajo del colchón, para jamás ser tocado —excepto las veces que lo cuentan y recuentan, moneda por moneda—.
El placer está en saber que lo podrían tener todo si ellos quisieran. Pero el dolor de gastar su dinero es demasiado grande.
Normalmente, de niños, tuvieron pocas comodidades y tenían que acumular durante meses para comprar algo, cualquier cosa que desearan. Pero a la hora de hacerlo, cuando por fin habían juntado el dinero suficiente, se echaban atrás. Sufrieron demasiado para acumular su metálico como desperdigarlo ahora. Es en ese momento, cuando el dinero en sí pasa a ser un objetivo —olvidando o haciendo a un lado su verdadera utilidad— que nace el avaro. Un proceso en muchos casos irremediable.
Entre otros defectos derivados, puedo decir, por experiencia propia, que los avaros son malos padres y pésimos en la cama.

La gula. Por Padre Prudencio

Antes que nada planteo una pregunta. ¿Por qué demonios le habrán puesto el nombre gula a la gula? Y me respondo: porque suena feo. Suena como algo que se debe evitar. Suena a gordo, a gordo baboso, a gordo rechoncho y con la pechera sucia. Yo prefiero llamarla apetito, lo cual suena mucho más delicado y, ciertamente, mucho más apetitoso que la grosera gula.
La gula es mala sólo si genera obesidad. Y lo digo por experiencia, ya que el placer que a diario siento por la comida y la bebida me ha llevado a donde estoy actualmente. 130 kilogramos de peso. Ustedes dirán que la gordura no sienta mal en un sacerdote, o que incluso es lo que cabe esperar, pero ni se imaginan todas las complicaciones físicas que trae, me quedo sin aire con facilidad, tengo colesterol elevado, presión alta, tengo que atravesar las puertas de costado, etc.
La pesadilla en sí, no es la gula propiamente dicha, sino las consecuencias. ¡Benditos aquellos cuyo metabolismo los mantiene delgados como una espiga! En general alcanza con analizar como responden los familiares mayores a uno, o bien cualquier antepasado, ante la ingesta de comida.
Si usted proviene de una familia de gordos, pues no tendrá más remedio que vivir con esa carga. Los siento, para eso no hay solución. Si en cambio, su herencia genética indica que su estómago funciona como la caja de un mago, donde todo entra y desaparece sin más, pues disfrute, amigo, disfrute.
La comida y la bebida son un regalo del señor. No hay que renegar de ellas, el lo sabe muy bien y se ha encargado de demostrarlo en reiteradas ocasiones. ¿Cómo acaso se despidió Jesús de sus discípulos? ¡Con una cena! ¿En qué convertía el agua? ¡En vino! Las pruebas son demasiado consistentes como para andar por la vida sufriendo por un tema como este.
Aplique la templanza solo si la ingesta de comida puede hacer daño a su salud. En caso contrario, siéntese cómo y disfrute de todas las exquisiteces de que nos ha provisto el Señor.

miércoles, junio 15, 2005

Pecados Capitales II. Una visión renovadora


La Envidia. Por Mercedes Rosemberg

La envidia solo es mala cuando se la relaciona con la imprudencia, con esto quiero decir que jamás uno debe permitir que los demás sepan que uno es envidioso. Eso es algo que hay que evitar a toda costa.
Dicho eso, pasaré a explicar la definición de envidia más extendida.
Se lo conoce a uno como envidioso cuando resiente las cualidades, logros y bienes del otro, ya porque los desea para uno, ya porque no quiere que el otro los tenga, ya porque reduce la autoestima. Pero, repito, eso solo es un problema si los demás te descubren.
Si guardas la envidia como un asunto personal, y te cuidas de no divulgarlo, despreocúpate. Es más, deberías sentirte bien contigo mismo. La conformidad es asunto de ñoños. Un leve sentimiento de envidia siempre lo ayuda a crecer a uno. Porque todos deseamos más de lo que tenemos, eso es algo contra lo que no podemos luchar. Y si tú identificas que es lo que quieres, que es lo que te falta o te haría sentir más completo, pues bienvenida seas envidia. El primer paso para lograr los objetivos deseados, es identificarlos.
Realmente no entiendo porqué la envidia está tan mal vista, o por que algunos se empeñan en camuflarla con los celos, que son asuntos de niños. Mejor sería el mundo si todos lo asumiéramos. Pero sepan que eso nunca ocurrirá, de modo que sigan ocultando sus sentimientos de envidia.
Y ante todo deben saber que todos, absolutamente todos, somos un pelín envidiosos. Tus amigas desean tus vestidos de fiesta tanto como tú deseas los suyos. Es natural, así que no hay que sentir vergüenza alguna por ello. Olvídense del tema y vivan, por favor, que pensar demasiado en este tipo de asuntos de tan fácil solución hace que las arrugas avancen. Y por cierto que nadie envidia las arrugas, así que evítalas. Porque si es malo ser envidiosos, peor es ser envidioso y que nadie te envidie a ti.
De modo que tiren a la basura sus cintas rojas y demás amuletos, que no son más que brujería de mal gusto, y vivan la vida señores, vivan la vida.
Y a no olvidarse de una buena copa de vino.

Nota: Si ya ha sido descubierto y catalogado como un envidioso, intente inmediatamente alterar la situación recurriendo a la caridad. Ayudando a revertir la pobreza demostrará que no solo desea todo para usted.

La Ira. Por Silvia Miranda

Bien. La ira. ¿Qué puedo decir? Mi opinión personal es que la ira es como el alcohol: usar con moderación. Así como los cardiólogos recomiendan un vasito diario de vino para el corazón, yo recomiendo unos minutos diarios para dar rienda suelta a cualquier enojo o arrebato que tengamos adentro.
Sufrir con paz y serenidad todas las adversidades, no te llevará a ninguna parte. Y te hará ver estreñido. Porque la ira que se acumula es una sustancia corrosiva, más vale largarla hacia fuera que conservarla uno dentro.
Ya sea en el trabajo, el la casa o en la vía pública, haga uso de la ira si así lo cree conveniente. No lo piense dos veces, un par de gritos bien puestos solucionan un problema de raíz. Puedo garantizarlo, después de trabajar más de medio siglo como empleada estatal, puedo garantizarlo. Oh, sí.
Por otro lado, la ira bien manejada tiene el mismo efecto de un calmante o una ducha fría. No todos tenemos a mano un masajista profesional, así que si se sienten tensos y contracturados, lo mejor es ponerse a gritar. Recomiendo detenerse cuando se vean estrellitas.
Guardarse las cosas es inútil, a la larga todo termina apareciendo por la fuerza. Como cuando escondes los papeles de trabajo, lo que jamás es recomendable.
Muchas veces es buena una descarga grupal, sobro todo funciona bien en el trabajo. Júntense con los compañeros y griten, griten, griten. Largen toda esa basura que tienen adentro. El resultado está garantizado, hablo con propiedad. Por otro lado, esta técnica sirve para ir eliminando viejos rencores. Funciona igual que una limpieza de primavera.
A aquellos que no les gusta gritar, pero que a menudo se sienten invadidos por una furia que los desborda, les digo que tampoco se preocupen. Hay mil técnicas que pueden aplicar en esos casos, como romper papeles, rayar febrilmente una hoja con una lapicera, o estrellar un vaso contra la pared, por citar solo unos ejemplos.
No duden en tomar en cuenta estos consejos, más de cincuenta años trabajando para el gobierno me han dado la prueba suficiente de que funcionan, funcionan.

Pecados capitales I. Una visión renovadora

Se conoce por Pecados capitales a aquellas actitudes mal vistas o condenables a las que el ser humano es principalmente susceptible. Fueron enumerados por Santo Tomás, quien distinguió siete: la soberbia, la lujuria, la envidia, la ira, la avaricia, la pereza y la gula. El término capital no se refiere a la magnitud del pecado sino a que da origen a muchos otros pecados. De acuerdo a Santo Tomás, un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable, de manera tal que en su deseo, un hombre comete muchos pecados todos, los cuales tienen como fuente el vicio principal.
Pero claro que Santo Tomás no ha sido el único en definir los pecados capitales, como el los denominó. En plan de realizar un nuevo análisis —y en vista de que tantas dudas nos llegan al respecto a conocimientomundano@gmail.com —, he repartido cada uno de los siete pecados entre mis siete columnistas, para que cada uno de ellos realice un brevísimo pero introductorio ensayo de su correspondiente pecado.
Como el trabajo final ha resultado demasiado extenso, lo iremos entregando por partes.
Nota: Vale aclarar que los pecados fueron repartidos totalmente al azar. No busquen ningún tipo de alegoría oculta, porque simplemente no la hay. O bueno, si encuentran algo que les parezca interesante comentar, siempre será bienvenido.

La Soberbia. Por Óscar Lavorágine

Es el deseo de alto honor y gloria. Si te estimas demasiado a ti mismo, tanto que no paras de buscar la atención de los demás porque te crees que la mereces, e incluso has llegado —pública o íntimamente, eso no importa— a compararte con Dios, pues entonces considérate soberbio/a. Esta es, podría decirse, la versión oficial. Muchos —y confieso orgullosamente encontrarme dentro de ese grupo— consideramos que la soberbia no es un defecto, mucho menos un pecado. Bien manejada, acompañándola de las palabras y comentarios correctos por parte del poseedor, la soberbia puede a uno llevarlo lejos, muy lejos.
Todos tenemos una cuota de soberbia y está bien que así sea. La diferencia es que algunos son soberbios de manera natural, mientras que otros lo son de mentirillas, es decir, lo fingen.
He ahí el meollo del asunto. ¿Porqué, si es mala la soberbia, son los no soberbios lo que reconstruyen su personalidad? No son los soberbios los que fingen no serlo, sino al revés. ¿Por qué? Porque la soberbia es útil.
Pero distingamos entre soberbia y arrogancia, porque puede que Silvestre esté interesado en leer todos los comentarios y mails que recibimos, pero cierto es que a mí, personalmente, me fastidian los mensajes de personas que se quejan de esto y aquello, creyendo tener toda la razón, cuando la verdad es que no entienden nada por falta de comprensión lectora y mal manejo del vocabulario.
Se es soberbio cuando te enorgulleces de tus logros, en cambio, se es arrogante cuando desprecias a los demás en base a tus logros. La diferencia es simple y sencilla.
Nada hay de malo en sentirse a gusto con la obra personal. A veces es difícil comprenderlo, porque a lo largo de la historia han existido múltiples grupos que se han dedicado a desvirtuar el original significado de la soberbia. Ese grupo es mundialmente conocido como la tropa de los envidiosos, pero de ellos hablará mi querida amiga Mercedes más adelante.
Sólo diré lo siguiente, y así concluye este artículo. Muchos de ellos han encasillado la soberbia como un pecado, y han inventado lo que ellos llaman una virtud para vencerla: la humildad, entendida como el reconocimiento de que nosotros, los seres humanos, no tenemos nada más que el pecado. ¡Por favor! ¡Qué disparate! Ya ni siquiera me molestaré en retrucar esta infundada teoría. ¿Recuerdan cuando anteriormente les mencioné a aquellas personas que por falta de comprensión lectora y falta de vocabulario, no entendían nada? Bueno, se los estoy presentando. ¡Aquí están, estos son!
Pero olvídate de ellos, amigo soberbio, y sigue adelante hacia el camino de la grandeza, que sólo así llegarás lejos.

P.D. No olvides mencionarme en cuanto llegues.

La Lujuria. Por Cocó

He oído que algunos se refieren a la lujuria como la imposibilidad de controlar los apetitos sexuales. Pues eso es mentira. Lo anterior, en realidad, es lo que yo llamo calentura. No hay que confundir los términos, la lujuria, bien entendida, tiene una gran cuota sexy, mientras que la calentura es grotesca y antiestética. Cierto es que ambas tienen muchos puntos en común, pero es lo mismo que comparar un tapado de piel natural con uno de piel sintética. Ambos son tapados, sí, pero tratarlos como la misma cosa es una atrocidad.
Yo conozco ambos casos como la palma de mi mano, y puedo decir que la lujuria es algo a lo que todos deberíamos aspirar. No hay nada mejor que el sexo lujurioso, que, repito, no es lo mismo que el sexo por calentura. Generalmente, el sexo por calentura se tiene con cualquiera, no importa nada, lo único que el hombre quiere es ponerla, y la mujer, que se la pongan. El sexo lujurioso es bien diferente. Es el sexo por amor al arte. Ni punto de comparación. Siempre resulta un sexo deseado de antemano, que uno especialmente quiere tener con una persona (no confundir esto con el amor, por favor, porque puede resultar fatal), no es lo mismo que cuando se dice, por ejemplo Tengo ganas de mojar el bizcocho con alguna, por citar una de las frases más groseras que he escuchado en mi vida.
¿Le han dicho lujurioso? Enorgullézcase. La lujuria es propia del hombre/mujer moderno, civilizado, urbano, elegante, que sabe lo que quiere y cómo conseguirlo. Que conoce los placeres de la vida y los cultiva con sinceridad, sin atropellos.
Pero hay un problema básico que se deriva de esta práctica: está mucho mejor vista en un hombre que en una mujer. De hecho, está bien vista en el hombre, y mal vista en la mujer. Esto es simplemente una aseveración, creo que nadie lo duda. Ya sabemos cuál es la causa de esta diferencia así que ni me molestare en explicarla, lo que si voy a hacer es terminar este artículo dirigiéndome a todas mujeres:
Niña, joven, señora, anciana, a usted le hablo, a usted que ha sido atacada, a usted que a sido tratada de mujerzuela, a usted, que le han dicho descocada, que a sido insultada, herida, ¡póngase de pie! ¡Reclame lo que es suyo! ¡No se deje atropellar! Tenemos el mismo derecho que los hombres a ser lujuriosas y practicarlo sin vergüenza.
Reacuérdenlo.
Por una sociedad justa para todos.

lunes, junio 13, 2005

Cómo vestirse para un funeral y sobrevivir a ello con dignidad

Mirna May nos cuenta que el gerente de su empresa ha fallecido. Ha sido invitada al sepelio y no sabe que ponerse para la ocasión. Ella es muy joven e inexperiente en casos como estos, pero como ostenta el cargo de subgerente, no desea quedar mal parada. Sobre todo ante los tiempos que están por venir, ya saben lo que pasa cuando muere el gerente. Bien Mirna, aquí tienes a Cocó:

Funerales: la moda aplicada a eventos trágicos

Una de las preguntas que todos nos hacemos cuando nos invitan a un evento es qué llevar puesto, y si lo que tenemos o nos gusta será correcto. En tu caso es aún más complicado, porque se trata de un funeral. Aunque las opciones son muy diversas intentaré facilitarte el punto de vista más clásico. Lo cual no significa que no debas adaptarlo a tus gustos y preferencias. Ante todo, lucir como una misma es primordial. Recuerda siempre esta premisa, legada por Agrado, una de las más grandiosas chicas Almodóvar: Porque una mujer es más auténtica cuanto más se parece a lo que ha soñado de sí misma.
1. Aunque actualmente el luto apenas se sigue, el negro riguroso ha quedado ya muy atrás. Pero tampoco es cuestión de acudir a un funeral enfundado en un traje escandaloso nada apropiado para la ocasión. Hacer una cosa así demuestra poco respeto y una falta total de consideración hacia el deudo y sus familiares, ni que hablar del resto de los presentes y todos cuanto lo verán. En tu caso, más que nada debería importante tu posición laboral. Nos dices que ha fallecido el gerente de tu empresa, y que tú eres la subgerente. Imagino que sabes lo que eso significa, ¿no? Bien.
2. Si no quieres ir de negro, al menos opta por un color oscuro, de corte clásico. Debes evitar, cuando asistes a una ceremonia de este tipo, cualquier nota de color excesiva.
3. Grandes escotes y cosas por el estilo pueden resultar fatales. Bajo ningún concepto debes llamar tú la atención más que el muerto. Pero si no puedes resistirte a llevar los hombros descubiertos, acompáñalos una chal o echarpe.
4. No recomiendo nada excesivamente corto o que enseñe mucha piel. Desde luego, teniendo en cuenta los patrones clásicos, el vestuario ideal es un traje sastre negro.
5. Los zapatos de tacón medio, y mejor cerrados, o al menos lo más cerrados posibles. Puedes permitirte quebrar esta norma si eres demasiado baja, puede que tu jefe haya muerto, pero tú estás vivita y coleando y tienes una imagen que cuidar. La indumentaria no entiende de ciclos vitales. Sin embargo, no te aconsejo que uses botas.
6. En algunos sitios, aún se lleva mantilla negra, y los familiares femeninos del fallecido una especie de toquilla o manto de gasa. Debo confesar que me encantan. Tú puedes acudir de mantilla negra o sombrero, siempre lucen geniales.
7. Las plumas de pavo real y las boas, también de plumas, están terminantemente prohibidas. Sería una catástrofe. Lucir como plumífero en un funeral debe evitarse a toda costa.
8. En cuanto a la bijou, procura que las joyas sean pocas, si es posible poco llamativas. Se trata de demostrar abatimiento y congoja, recuérdalo y tenlo muy presente. Entiendo que tal vez tengas alguna joya que desees enseñar, pero definitivamente este no es el lugar apropiado.
9. El maquillaje también debería ser bastante neutro. Nada de sombras desvergonzadas, guárdalas para la noche. Pero una boca roja es infaltable.
10. Si se llevan complementos, como guantes y bolso —imprescindible en cualquier ocasión—, éstos deberán ser negros o bastante oscuros. Especialmente los guantes, si es posible de cuero negro, te darán un look que hará sentir a los presentes como en un entierro de Hollywood.

Saludos cordiales,
Cocó

domingo, junio 12, 2005

Mercedes y Óscar viajan a Chile

Dos de nuestros columnistas, Mercedes y Óscar, han sido invitados a un congreso de Comunicación social, en la ciudad de Santiago de Chile, razón por la cual estarán ausentes durante un par de días. Todo el staff les desea lo mejor para esta experiencia, y esperamos que regresen con nuevos e increíbles conocimientos para volcar en este sitio web.
Vayan mis felicitaciones a ellos, y mucha suerte.

Reuniones sociales en casa

La señora Luisa Zaragoza de Van der Broker ha ingresado recientemente a la clase patricia colombiana. Su nuevo marido le ha encomendado la realización de una reunión en casa para que conozca a sus amistades. Luisa está preocupada porque nunca pasó antes por una situación similar. Ha solicitado algunas recomendaciones que le permitan conocer el método correcto para llevar a cabo un evento de este tipo. Despreocúpate, Luisa, y ten tu éxito por seguro, porque la mismísima Mercedes Rosemberg ha elaborado para ti el siguiente informe:

Consejos útiles para la anfitriona principiante

1. Organizar una fiesta en nuestra propia casa, cualquiera sea el motivo, es un gran reto a nuestras dotes como anfitriona. Recuerde siempre que está en juego su reputación. Despreocuparse puede resultar irremediable.
2. Las fiestas en casa van ganando terreno poco a poco. Una dama actual debe adaptarse a las nuevas modas, siempre que sean aceptables, convenientes y elegantes, pero sin olvidar las viejas costumbres.
3. Cualquier motivo es bueno para organizar una reunión de amigos: un ascenso, un cumpleaños, un premio recibido, un vestido que enseñar, etc. Y no olvidemos los clásicos: Navidad, día del Padre o de la Madre, día del Vino, Domingo de Ramos, etc.
4. La organización del evento dependerá en gran medida del lugar donde se celebre, la época del año, la hora, etc. No es lo mismo si la reunión tiene lugar en la ciudad o en la casa de verano. Todo ello influye en el vestuario, la comida, la bebida, los elementos decorativos, etc.
5. Calcular correctamente el número de invitados es fundamental para establecer una provisión correcta de bebidas, canapés, cubiertos, cristalería, etc.
6. Prevea si la cita va a ser formal para indicar a los invitados el vestuario requerido y que no haya sorpresas desagradables.
7. Las fiestas son la base esencial de las relaciones sociales. Procure que ninguno de sus invitados se sienta desplazado o no participe en ninguna conversación. (A no ser que halla invitado a alguien en especial con ese propósito. Podría dar consejos sobre eso también, pero tal vez en otra ocasión).
8. De todos modos, siempre puede suceder algún inconveniente. Por más elegante que sea usted, algún invitado puede cometer alguna atrocidad. Si alguno de los presentes realiza las siguientes acciones, plantéese la posibilidad de borrarlo de su lista:
a) Si durante la comida, responde antes de terminar su bocado. La piel se me pone de gallina con solo pensarlo.
b) Limpia el plato con un trozo de pan. Horror.
c) Es mal visto (y con razón) fumar entre plato y plato, y si al final de la comida se hace, primero se le pregunta al comensal si no le molesta.
d) Jugar con los cubiertos o el salero denota nerviosismo y resta empatía. Usted no quiere juntarse con individuos que no se sienten a gusto en la reunión que con tanto esmero ha organizado.
e) En la mesa, a una mujer siémpre se la ayuda a reirar la silla cuando se pone de pie. Sobre todo si se trata de usted.

Atentamente,
Mercedes Rosemberg

La religión como camino hacia la sabiduría

José Luis tiene veintiséis años. Dice haber desperdiciado toda su vida en asuntos de poca monta y quiere recuperar el tiempo perdido. Ve en la religión el camino más adecuado, y desea saber cómo puede ingresar al mundo espiritual, para encontrar así el Dios que más le convenga. Está ansioso de que el Padre Prudencio le recomiende algunos lugares, métodos, personas, y la bibliografía adecuada para comenzar a transitar este camino.

Para iniciarse en la vida espiritual

Bien José Luis, te congratulo por tu iniciativa. Abrir los ojos es el primer paso para alcanzar los objetivos. Y ahora que has abandonado ese fatal estado de sonámbulo, puedes llevar a la práctica estos consejos, que especialmente redacté para tí:
1. No importa cuántos libros leas, cuántas prácticas, mantras, rosarios, oraciones, penitencias, posturas y ejercicios yóguicos realices. La Verdad no se encuentra en bibliotecas, ni en ninguna montaña de la India. Sobre todo no se encuentra en ninguna montaña de la India.
2. Lo que más rápidamente te transporta hacia La Verdad es la compañía de auténticos hombres y mujeres con experiencia. Y es mentira ese postulado que plantea que la sabiduría llega con los años. Este espacio web es un buen lugar para comenzar.
3. No es importante que recites fórmulas u oraciones preconcebidas. Las oraciones y rezos son meros convencionalismos, sino prejuicios. Evítalos. Sólo te harán sentir parte de un proceso demasiado mecánico. Personalmente, siempre he creído que orarle al Señor es como tocarle timbre en la puerta de su casa: Él puede estar disponible como no.
4. No trates de averiguar nada mediante adivinos o futurólogos, la borra de café no es una buena consejera. Cobran demasiado para lo que ofrecen, y corres el riesgo de toparte con un farsante. Presta atención a mis consejos, tengo experiencia en casos como estos.
5. Busca a Dios como se te ocurra: en la iglesia o los templos, en la casa del vecino, en las figuras sagradas, en los santos, en la oración, en las discos y boliches, en la música, en el happy hour, en el silencio, en las personas, en el desierto, en el cielo o en la Tierra, pero jamás, ni por un sólo instante, dejes de buscarlo.

Padre Prudencio

viernes, junio 10, 2005

Maridos engañosos

El siguiente caso ha llegado a nuestra bandeja de entrada: Patricia lleva cinco años de casada y dice estar segura de que su marido le es infiel. Nos pide ayuda. Desea conocer algún mecanismo que le permita darse cuenta si esta siendo engañada. He derivado la situación a Valentín (el maestro en improvisación, lenguaje corporal, mentiras y demás rebusques actorales) y nos ha proporcionado esta información:

Cómo acorralar a un marido mentiroso

Aplica estas técnicas cuando tu marido se halle desprevenido y obtendrás mejores resultados; después de la cena, por ejemplo, pero nunca lo hagas mientras mira el fútbol o está con sus amigos, porque puedes provocar una catástrofe. No enloquezcas. Plantéale tus dudas como quien no quiere la cosa. Sabrás si te ha estado mintiendo si:
1. Evita sostenerte la mirada, o bien la sostiene a cualquier precio.
2. Manosea sus ropas.
3. Manosea sus cabellos.
4. Pone excusas infundadas, carentes de sentido.
5. Su voz no es la misma de siempre (murmura o grita).
6. Notas que su mirada se desvía hacia la puerta de salida.
7. Hay gotas de sudor en su frente.
8. Utiliza expresiones del tipo: ¡Otra vez lo mismo!, ¿Qué hice yo para merecer esto?, ¡Lo juro!, ¡Es verdad!, ¡No miento!, ¡Creedme!
9. Tiene aspecto de gato enjaulado.
10. Rompe a llorar y confiesa su crimen.

Con cariño,
Valentín

Amor en la escuela primaria

Manolito tiene diez años y asiste a la escuela primaria. Se encuentra muy atribulado porque, a pesar de su popularidad, una de sus mejores amigas —Sofía— ha comenzado a tratarlo particularmente mal. No puede encontrar una explicación a este confuso acontecer y ha recurrido al staff en busca de ayuda. ¡Basta de preocupaciones, Manolito!, tenemos una respuesta para tí. Ha sido elaborada, de primera mano, por la estudiante de psicología y sociología Filomena Asís (experta en preadolescencia, adolescencia, depresión y baja autoestima) y por Óscar Lavorágine, nuestro gurú de la perorata. Ahí va:

Amor pre-pubertad: un intento de comprenderlo

Querido Manolito, es claro que a Sofía le gustas. Es moneda corriente que, en la escuela primaria, amor y odio son casi sinónimos. (O por lo menos, de límites muy imprecisos). Odiar es una manera de disimular sentimientos ocultos; de modo que cuanto más tu compañerita actúe como si te detestara, pues más le gustas*.
Sabrás que se siente perdidamente atraída hacia ti si lleva a cabo las siguientes acciones.
1. Comienza a tratarte mal.
2. Deja de telefonearte súbitamente.
3. Te persigue por el patio.
4. Ríe nerviosamente en tu presencia.
5. Realiza comentarios insidiosos hacia tu persona, en tu presencia y a tus espaldas.
6. Te toma el pelo.
7. Te ignora.
8. Te insulta.
9. Llama a tu casa y cuelga el teléfono cuando contestas.
10. Ha enviado una descomunal cantidad de e-mails utilizando un pseudónimo.

Aquí tienes un ejemplo de conversación entre dos preadolescentes que fingen detestarse, pero que en su interior llevan un profundo deseo de cariño mutuo mal disimulado:
—Hola, cara de culo.
—No molestes, puta.
—Puta tu abuela.
—Puta tú, sucia.
—Retrasado. Te odio.
—¿Puedes marcharte? Tu aliento apesta.
—Y tú eres un perro meón.
—Asquerosa.
—¡Maestra!

Bien Manolito, esperamos que este breve análisis te sirva de ayuda para tu caso. Vuelve a consultarnos si el problema continúa. Te deseamos la mejor de las suertes.

Filomena Asís y Óscar Lavorágine

*A menos, claro, que realmente te aborrezca.

Bienvenidos Silvia y Valentín

Noticia de último momento. Dos nuevos columnistas se han integrado al staff de conocimiento mundano. Se trata de Silvia Miranda, empleada estatal, y Valentín, aspirante a actor teatral. Estamos orgullosos de darles la bienvenida y de anunciar públicamente que nuestro equipo cuenta ya con siete integrantes. Enhorabuena.